Creada con imprescindibles detalles de los films obligatorios, “1001 películas que hay que ver (antes de morir)” es una minuciosa compilación de Steven Jay Schneider quien, junto con su equipo de trabajo, año con año, actualiza la lista de uno de los libros más antojable gráficamente.
El libro, editado por primera vez en 2003, es un recorrido por el fascinante mundo fílmico con títulos que incluyen cintas mudas, animadas y todos los géneros existentes. La inclusión de muchos de ellos son aún discutidos por cinéfilos, la selección parece estar basada en películas que en su momento representaron un éxito comercial o se llevaron las palmas de la crítica, no necesariamente por su calidad cinematográfica, pero lo cierto es que nunca se le dará gusto a los amantes del séptimo arte y la lista es tan subjetiva como el cine mismo.
Además, “1001 películas que hay que ver (antes de morir)” tiene una peculiaridad innegable, atesora de manera física y tangible la magia del cine, los instantes que te hace vivir una cinta. Y la colección que se actualiza cada año para mantener ese mítico número, llega a ser injusta cuando se trata de sacrificar títulos por incorporar nuevos.
Con fichas técnicas, detallados análisis, espectaculares fotogramas y citas memorables, el libro, editado por Grijalbo Ilustrados, huele a esa ilusión que provoca la más grande película ante nuestros ojos…
Recientemente Jonathan Keogh lanzó un homenaje a este libro a través de un video que recopila escenas de esos filmes tan extraños y familiares. El montaje llevó todo un año de trabajo y se encuentra condensado en diez minutos, tiempo preciso para identificar las escenas familiares, mas no para grabarse el montón de títulos de los que carece nuestra colección.
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