domingo, 6 de abril de 2014

Como cada primer domingo de abril, los relojes se vuelven imprescindibles para convencernos de que la hora no es la que cree nuestro cuerpo o nuestra vista. El horario de verano llegó y con él mis quejas sobre una hora menos de sueño y, aunque la computadora y el teléfono me recuerdan automáticamente el cambio de hora y la lejana posibilidad de alcanzar el tiempo, habrá que ajustar el resto de relojes... 


...así que para no olvidarlo, he decidido reconciliarme con las horas a través de esta colección de creativos relojes, una forma diferente de ver correr el tiempo y hacer más amena la angustia cuando pasa más lento o más rápido de lo normal.























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